Condenaron a un policía que perseguía y amenazaba a su pareja con el arma reglamentaria

Los hechos ocurrieron en el 2021, pero este lunes se conoció la sentencia.

Condenaron a un policía que perseguía y amenazaba a su pareja con el arma reglamentaria - Violencia de género en San Juan caucete

Este lunes, la Justicia sanjuanina condenó a un policía que perseguía y amenazaba a su pareja con el arma reglamentaria. El uniformado, identificado como Gabriel Eduardo Vargas, recibió el castigo de dos años de condena condicional (no irá preso) y prohibición de acercamiento hacia la víctima y su familia, por amenazas agravadas por el uso de arma de fuego.

Según explicaron, el primer hecho se produjo a fines de febrero del 2021. La víctima y el imputado se encontraban cenando en la casa de los padres de él, cuando comenzó una discusión por los celos de Vargas. La víctima se quiso retirar pero el policía tomó su arma reglamentaria, le apuntó a la victima y le dijo: “no te voy a abrir, no te vas a ir”. Sin embargo, llegaron los hermanos del sujeto y la mujer pudo irse a su casa.

Luego, el 4 de abril, ambos se encontraban cenando en el domicilio de Vargas, en  Caucete. Allí, tras sonar el celular de la víctima, se inició una discusión entre ambos, en la cual la mujer intentó irse de la casa, por lo que Vargas trajo una mochila donde se encontraba su arma reglamentaria y le reiteró: “ya sabés lo que traigo”. Posteriormente, la denunciante salió de la vivienda a fin de dirigirse a su casa, acompañada por Vargas y mientras discutían, al llegar a la rotonda de Avenida de los Ríos, la damnificada le dijo que terminaba la relación con él, lo cual ofuscó al imputado.

La mujer quiso abordar un remis, pero Vargas sacó de su mochila el arma reglamentaria y la colocó al costado de su pierna, por lo que la denunciante le pidió que la guardara, pero lejos de hacer caso al pedido, el policía comenzó a jugar con el seguro del arma. Posteriormente, regresaron a la casa del imputado y una vez en el dormitorio comenzaron a discutir. Allí, Vargas tomó nuevamente su arma reglamentaria y la colocó en su cabeza, manifestándole que iba a quitarse la vida. Luego, la damnificada tranquilizó al hombre y éste colocó el revólver en la cama en medio de ambos y debajo de la almohada , y se acostaron a dormir.

Por último, tres días después, mientras la denunciante se encontraba en el instituto donde cursa sus estudios, comenzó a recibir mensajes por Whatsapp de Vargas, preguntándole dónde se encontraba, que la estaba esperando afuera, lo cual puso nerviosa a la victima. Luego, salió del establecimiento por otra entrada del mismo para evitar encontrarse con Vargas, pero finalmente se vieron en una plaza, donde el uniformado le dijo que iba a ir a su casa a esperarla con el arma y que su familia se iba a sentir intimidada si lo veían a él con el arma.

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