una decisión cada vez más consciente


La afirmación solía ser susurrada. Hoy se pronuncia con claridad. Ya no es síntoma de rebeldía, egoísmo o trauma —como alguna vez se patologizó injustamente—. Es una elección legítima, profundamente pensada, y, en muchos casos, emocionalmente sanadora.

Argentina está viviendo un cambio histórico, una manera de ver la vida de manera distinta. La tasa de natalidad cayó un 40% en la última década. En provincias como San Juan, el descenso fue del 34%. Y esto no es casual.

En consulta una se nota una transformación social y emocional. Las personas no están huyendo de la maternidad o la paternidad por incapacidad. Lo hacen por conciencia. Por no querer repetir patrones. Por priorizar su salud mental. Por saber que un hijo no llena vacíos, no repara heridas y no es un mandato que deba cumplirse sin cuestionamiento.

¿Por qué cada vez más personas dicen “no”?

Estas son algunas de las razones más frecuentes:

  • Precariedad emocional y económica

La ansiedad generada por un entorno inestable —inflación, falta de acceso a vivienda, precarización laboral— hace que muchos no puedan proyectar un futuro familiar sin estrés. La pregunta que más escucho es: ¿Con qué recursos emocionales y económicos podría sostener una crianza sana?

  • Autoconocimiento profundo

Personas que se permitieron explorar quiénes son sin la presión social de “formar una familia tradicional”, descubren que su proyecto de vida no incluye la crianza. Y eso no las hace menos completas. Al contrario: las libera.

  • Revisión de mandatos familiares

Especialmente mujeres, pero también varones, llegan a terapia cansados de escuchar: “¿Y para cuándo el bebé?” Muchos crecieron con la idea de que tener hijos es sinónimo de madurez o realización. Hoy cuestionan esa narrativa y eligen caminos alternativos hacia la plenitud.

  • Cuestiones ambientales y éticas

Hay quienes sienten un compromiso con el planeta y prefieren no contribuir al crecimiento poblacional. Otros no quieren traer un hijo a un mundo que perciben hostil, desigual o incierto.

  • Deseo ausente o claridad emocional

En muchos casos, simplemente no existe el deseo de ser madre o padre. Y no hay más que explicar. Como cualquier otro deseo vital, tiene derecho a ser respetado sin tener que justificarse ante nadie.

En San Juan, también es una conversación

La provincia no es ajena a este fenómeno, muchos jóvenes sanjuaninos que sienten culpa por no querer seguir “el camino esperado” acuden a consulta. Pero lo esperanzador es que cada vez más personas buscan ayuda para entender sus decisiones, no para modificarlas, sino para afirmarlas con conciencia.

Lo importante: que sea tu elección

No tener hijos no es sinónimo de vacío. Y tenerlos no es garantía de felicidad. Ambas decisiones son válidas si están hechas desde el deseo auténtico, no desde la presión externa o el miedo.

Como psicólogo y coach, invito siempre a preguntarte:

¿Esto que quiero, realmente lo quiero yo? ¿O lo quiero para no decepcionar a otros?

Hoy más que nunca, decir “no quiero tener hijos” es un acto de responsabilidad emocional. No todos vinimos a este mundo a ser padres. Pero todos vinimos a buscar sentido. Que ese sentido sea tuyo. Libre, elegido, y respetado.

Escrito por Carlos Fernández Coach y psicólogo.

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