La reconocida autora Claudia Piñeiro lanzó una dura crítica al gobierno nacional, al que calificó de “autoritario” y “fascista”, aunque un totalitarismo distinto al del siglo pasado: “Acá hay un gobierno que da cada vez pasos más preocupantes, eliminando derechos, y para mí eso es fascismo. Por supuesto que no es el fascismo de la guerra mundial, es otra forma de fascismo”.
Piñeiro, escritora del reciente artículo “Sanewashing, el arte de suavizar a fascistas” (publicado en Cenital), explicó cómo ciertos discursos extremistas son “lavados” por algunos medios, dirigentes políticos, periodistas y ciudadanos para hacerlos parecer razonables.
“Es como cuando se habla de feminist-washing o eco-washing, pero aquí se blanquea lo insensato para que parezca sano”, señaló, citando ejemplos de agresiones verbales del presidente hacia minorías, periodistas y opositores, que -según ella- son minimizadas.
La autora cuestionó la “banalización de la locura” en la política y advirtió sobre el peligro de normalizar ataques a derechos fundamentales. “No me interesa discutir si la palabra fascismo es exacta; lo concreto es que hay un avance autoritario”, remarcó en una entrevista en Última Pregunta de Radio Continental Córdoba.
Además, criticó a quienes justifican las ofensas como “autenticidad” o “franqueza”, y llamó a los medios a dejar de editar el lenguaje violento: “Si citamos textual lo que dice el poder, la gente podrá discernir entre cordura y autoritarismo”.
El debate se enmarca en su análisis del “sanewashing”, un fenómeno que -según Piñeiro- también se aplicó a figuras como Donald Trump, y que en Argentina opera para “anestesiar la percepción” de la ciudadanía. “Cuando suavizas el discurso, terminas legitimando lo inaceptable”, concluyó la novelista.
El artículo original de Piñeiro, inspirado en textos de la escritora Siri Hustvedt, alerta sobre la estrategia de presentar ideas extremistas como moderadas. La autora mencionó ejemplos locales, como insultos del presidente hacia opositores (“mandriles”, “hijos de puta”) y metáforas escatológicas, que -a su juicio- los medios “lavan” al parafrasearlos.