Tiene 20 años, es fanático del automovilismo y el pasado fin de semana, en Concepción del Uruguay, se dio el gusto de subirse a un coche de competición oficial.
La 13ª fecha del Turismo Carretera, la más popular de las categorías del automovilismo argentino, deparó un fin de semana repleta de momentos inolvidables en Concepción del Uruguay: el marplatense Juan Cruz Benvenuti logró su primera victoria y el sanjuanino Facundo Della Motta debutó como piloto titular. Pero sin dudas el más emotivo de todos fue el que protagonizó otro entusiasta y fanático tuerca nacido en la tierra del sol y del buen vino: Santiago Mira, un joven con síndrome de down que a sus 20 años cumplió el sueño de girar en un auténtico coche de competición.
Santi, que está próximo a terminar el secundario en la Escuela Andacollo (Chimbas), lleva más de tres años rodando y disfrutando junto a su padre Máximo por diferentes autódromos del país. Ya forma parte de la familia del TC al punto tal que se complica encontrar a algún piloto que no le haya dado su autógrafo, le haya entregado un obsequio o que no se haya reconfortado con esos abrazos ‘llenadores de buena onda’ que él comparte con sus seres queridos e ídolos.
Los boxes forman parte de su hábitat cuando se desplaza a vivir su pasión fierrera, pero el gran sueño era girar en un coche de verdad. Le encanta escuchar las conversaciones internas de los equipos a través de las radios que tan gentilmente le ceden, pero la gran conquista de su vida era experimentar la adrenalina de esos bólidos sobre una auténtica pista. Y Entre Ríos lo logró. En su destino se cruzó la admirable complicidad de piloto Juan Garbelino, que se prendió con la mejor hacer realidad el deseo de Santi.
Indescriptible fue cada uno de los pasos. Desde que se puso el buzo antiflama el circuito se vio invadido de emoción. Y ni que hablar cuando, tras completar el giro completo a la pista entrerriana, Santi bajó del auto y levantó los brazos como un auténtico campeón. Su cara lo decía todo y en la misma sintonía de extrema algarabía se encontraba la de su padre, las del resto su familia y también los rostros de la ‘parentela tuerca’ que ha ido cosechando en su camino de pasión.
El buzo que posteriormente le regaló Marcelo Agrelo completó una fotografía que hasta la propia Asociación de Corredores del Turismo Carretera (ACTC) se encargó de compartir con el mundo a través de las redes sociales. La felicidad de Santi se subió a lo más alto del podio en Concepción del Uruguay.
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Fuente: Tiempo San Juan