la historia del sanjuanino que hizo un potrero en el patio de su casa y sacó a los chicos de la calle


El fútbol siempre tiene historias secretas y la del club de Santa Lucía es una. El nombre no aparece en las grandes ligas, pero es escuela para los niños que eligen cada día llegar hasta este rinconcito del Callejón Arroyo en Alto de Sierra. El frente es la casa paterna de los Zambrano y el fondo, el potrero de los pibes. Quién es Dani, el papá, formador y fundador de la canchita de Los Santitos.

El predio funciona en la casa de mis padres. Lo mantenemos entre la familia y todo es a pulmón”, simplificó Daniel Zambrano, el cabecilla del proyecto, a Tiempo de San Juan. Por amor al fútbol y para que su hijo tenga un espacio de contención decidió mandarse con la escuelita.

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“Yo trabajé en un taller privado durante 12 años y siempre me gustó el tema del deporte. Lo de la escuelita fue un impulso que nació por una inquietud de mi hijo (Santi) al no encontrarle el lugar adecuado para que él disfrute y se divirtiera haciendo lo que le gustaba, que era jugar al fútbol con amigos. Él en ese momento era un niño (hoy está por cumplir 18) y estaba pasadito de kilos para los técnicos, entonces sentía que no se divertía, que no lo disfrutaba”. Asimismo, dijo: “El sentido de competencia es muy grande en los clubes y entendimos que él quería otra cosa, que no iba a ser futbolista porque él sólo quería divertirse jugando al fútbol”.

Con esa iniciativa y ganas, Dani buscó opciones, un espacio cómodo y de contención. Después de alquilar para los fulbitos y de pasar horas fuera de casa, llegó el momento de lo propio y es ahí donde apareció la familia Zambrano para respaldar la locura del papá: “Esto no es solo fútbol, acá también es un espacio de contención y se trabaja a pulmón y con mucho amor”.

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Después de fundar el potrero en el fondo de los Zambrano, apareció el nombre de “Los Santitos”. Si bien no tiene registro y se dio porque sí, quedó instalado porque en el primer campeonato que jugaron, se alzaron con la primera estrella.

Daniel Zambrano, quien además de ser papá, entrenador y fundador del pequeño club de Santa Lucía, aseguró todo lo que significa ese predio verde principalmente para sus chicos de la escuelita (4 a 12 años).

Esto me alimenta todos los días. Tenés momentos de bajón porque pensás que no se puede, pero vas creciendo con eso. Los niños te enseñan mucho. Terminás siendo hincha y papá. Ellos te van educando y tenés que ir entendiendo que no todo gira en base a un resultado, mientras ellos se diviertan y la pasen bien”, se refirió.

La pasión por Los Santitos toma identidad con el paso del tiempo y Dani también arriesga por los chicos: “En algún momento cuando se podía, agarraba la tarjeta de crédito y sacaba 6 pares de botines para ellos, los que no podían comprar y se los iban prestando. Lo mismo cuando tuvimos que viajar a competir y nos faltaba, nunca me privé de nada”, cerró.

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