El centro de la ciudad recibió a nuestros vecinos para disfrutar de los festejos por el Día de nuestra Bandera. Desde temprano, los colores del cielo invadieron la plaza Gral. San Martín, presagiando un evento que iba a estar cargado de sentimientos patrios.
El acto, organizado por la Municipalidad de Jáchal, la escuela General San Martín y la E.P.E.T. Nº1, comenzó con el Izamiento del Pabellón Nacional a cargo del presidente del Concejo Deliberante Javier Llanos y autoridades municipales y escolares, mientras el “Alta en el Cielo” inflaba nuestros corazones. Luego se entonó la más bella canción de nuestro país, manos en los corazones para expresar con nuestra voz el Himno Nacional Argentino.
A continuación, el merecido homenaje al Padre de nuestra Bandera con una ofrenda de laureles en el monumento de Manuel Belgrano, para darle paso a un respetuoso minuto de silencio.
El Padre Orlando Sánchez colmó de paz el alma con sus características palabras enviadas por Nuestro Señor, a modo de bendición en su invocación litúrgica.
Las emociones personalizadas a cargo de una alumna de 4º grado y de una docente, referenciaron la importancia de la fecha, que es mucho más que un feriado, es la reafirmación de nuestro respeto y amor a la Enseña Patria, que seguía flameando en lo alto del mástil, testigo de la admiración de los presentes, de todas las edades.
Mientras la bandera se confundía con el cielo, ese firmamento que se hizo cómplice del acontecimiento, ya que prevalecía el celeste, pero también nos regaló un par de nubes, abrazadas al sol, dibujando una gigantografía natural en lo más alto. Era el momento ideal y propicio para que los alumnos de 4º grado, A y B de la escuela General San Martín, le prometan Lealtad eterna, emocionados y al unísono retumbó el “SI, PROMETO”.
Finalmente, la desconcentración e inicio del desfile cívico-militar por calle San Martín, cada paso a modo de marcha resonaba en el pavimento, con fuerza, con seguridad, entendiendo que eran protagonistas de una jornada especial. Alumnos, comunidades educativas, agrupaciones gauchas y fuerzas de seguridad formaron una extensa línea, primero blanca, y luego mutando a los colores que identificaban a cada grupo que paseaba su orgullo de manera ordenada en la ancha arteria, para de esta manera, finalizar un impecable suceso en una jornada en la que no faltó el chocolate patrio y medialunas, y en la que el clima nos dio una tregua.