San Juan es cuna de artistas que trascienden en el tiempo a fuerza de dedicación, vocación y por sobre todas las cosas, autogestión. La Pericana, la murga estilo uruguaya de raíces cuyanas, es un ejemplo de ello. Con una década sobre sus espaldas, sigue reivindicando aquellos motivos que los llevaron a constituirse en un inicio, mientras evolucionan y crecen para seguir ofreciendo una puesta distinta, original y bien sanjuanina.
Las murgas uruguayas combinan música, teatro y varias voces en escena, interpretando cánticos cuyas temáticas tienen que ver con acontecimientos actuales, siendo una crítica política y social donde no falta la sátira y el humor. Bajo esa premisa nació La Pericana en 2015, siendo la única conformación de este estilo en San Juan que perdura hasta la actualidad.
En la provincia nace ante la necesidad de encontrar una vía de expresión, de concentrar reclamos populares y canalizarlos por medio del arte. “Nos surgió la posibilidad de conocer este género, de conocer también el carnaval y acoplarnos al carnaval que venía gestándose de la mano de otras murgas y contagiados por eso fue que decidimos hacer una murga de este estilo”, comentó a Tiempo de San Juan Gabriel Soler, uno de los integrantes del grupo que está desde el inicio.
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“Nosotros empezamos queriendo copiar un estilo, porque es un horizonte también que un proyecto se pone para poder avanzar. En el camino nos hemos ido dando cuenta que somos una murga cuyana y que podemos hacer lo que queramos. Copiamos el estilo, siendo fiel a nosotros mismos, haciéndolo nuestro”, acota Flor Porcel, quien también lleva diez años caminando junto con la murga.
De esa formación original quedaron siete personas de los 16 que hoy en día hay en escena. En medio, pasaron una infinidad de artistas que compartieron sus saberes y nutrieron a la murga. Detrás de cada uno de ellos hay toda una familia que banca, pues una de las principales características de La Pericana (además de sus mensajes que suelen no ser bien recibidos en algunos espacios donde buscan “boicotearlos” por ser críticos hacia la política de turno, por ejemplo), es la autogestión. Entre todos organizan diversas actividades para poder reunir fondos que se traducen en la confección de sus trajes y la adquisición de maquillaje, entre otros gastos que tiene la grupalidad.
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El no depender financieramente de alguien en particular les brinda la libertad de poder usar sus voces, acompañadas de melodías contagiosas, para ser canales transmisores de reclamos sociales, injusticias comunitarias y otras temáticas que muchas veces nos interpelan como sociedad.
“Somos muy frontales a la hora de hablar de cuestiones políticas, pero también obviamente nos invade la sátira por todos lados. Tanto es así que tenemos cuplés, que son pequeñas historias que se cuentan con personajes muy tradicionales del barrio como el semitero, la semitera. El discurso si bien es político está visto siempre desde el lugar de la gente común que somos”, explica Gabriel.
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Flor reconoce que hay quienes se han sentido incomodados por algunos de sus mensajes. Incluso han tenido que lidiar con técnicos que siguiendo ciertas ordenes les bajaban el volumen de los micrófonos; o la baja de algunas contrataciones sin explicaciones. Pese a ello, la verdadera validación para cada uno de los integrantes de La Pericana viene de la mano del público, de las personas que se interpelan, que disfrutan de cada una de las propuestas y les reglan un cálido y extendido aplauso en cada presentación que han realizado hasta el día de la fecha.
Como toda grupalidad, la murga ha tenido internas, debates, discusiones, pero también emociones, contención y acompañamiento en momentos complejos de la vida de cada integrante. No solo son un grupo artístico, sino también familia. Tan es así que en la actualidad hay integrantes que, si bien ya no son parte del núcleo activo, nunca dejan de estar presentes, colaborando y acompañando.
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“Hace un par de meses dejé la murga porque viajaba y no podía estar en los ensayos, pero siempre vamos a bancar los pibes”, comenta un ex integrante en la previa de lo que fue el último ensayo abierto de febrero la noche del miércoles 26 de febrero, mientras tenía puesta la remera de La Pericana, indumentaria que hizo la murga tiempo atrás.
Ese es el fiel reflejo de lo que significa La Pericana para quienes han pasado por la murga, como los que de alguna u otra manera los conocen y comienzan a seguirlos en cada presentación que realizan.
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Para este carnaval la murga no quería quedarse afuera y se encuentran ultimando lo detalles para lo que será una jornada a puro ritmo este domingo 2 de febrero, en el Pasaje Gertrudis Funes, en Concepción. Pero eso no es todo, ya que el gran desafío previsto para este año es montar un nuevo espectáculo de escenario que llevará por nombre “San Juan, capital de la Argentina”.
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“Lo venimos trabajando desde hace varios meses y la idea es poder presentarlo en un teatro, con un guion de luces, guion de escenario y toda la espectacularidad que conlleva la murga”, finalizan.